Un artefacto (IED) explotó ayer en Aleppo al lado de la casa de Hadi Abdallah, él y Khaled Issa (Ambos periodistas independientes) resultaron gravemente heridos, en primer momento, se temió lo peor. Después de ser trasladados a Turquía, parece que hay esperanza pero sus estados son críticos. Curiosamente, hace un par de días se salvaron por los pelos de un bombardeo. La autoría del atentado está todavía por determinar, pero se barajan dos posibibilidades: DAESH o Assad, dos caras de una misma moneda que han asesinado a numerosos periodistas, y toda persona que denuncie sus violaciones. Esperemos que estos dos valientes se recuperen lo más pronto posible.
Una vez más, el periodismo, la lucha por los Derechos Humanos y la denuncia vuelven a ser objetivo. Da la impresión de que en Siria solo interesa acabar con las personas con humanidad y dedicación, para dejar a flote la calaña radical, y que así se cumpla lo que aquí en Occidente gusta tanto hacer: generalizar.
Las fatales circunstancias que vive Siria desde hace cinco años junto a la falta de cobertura mediática (o su realización, meramente selectiva e interesada) obligó a que una extraodinaria generación se dedicara de pleno a la revolución, mediante la lucha con la palabra y la cámara. Muchos de ellos perdieron la vida, o como castigo sus familiares pagaron las consecuencias con la muerte,u otros, desaparecieron en extrañas circunstancias y nada más hemos vuelto a saber de ellos.
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