Han pasado muchas cosas desde mi último post. Dicen, que es mucho mejor que pasen cosas a que no pase nada, que cuando pasan las cosas es porque hay vida. La verdad, atendiendo a todo lo que debería de contar, preferiría que el mundo estuviera en un punto muerto. ¿Qué clase de vida implica una dinámica de masacre e injusticia?
Me he tomado unos días de descanso, pero esto seguirá abierto y actualizándose en verano de una forma continua. Aquí no hay vacaciones, pero necesitaba coger fuerzas. Muchos pensarán que me he cansado de esto pero no es así. Cada vez que encendía la tele, leía la prensa, los blogs, pensaba constantemente en toda la porquería que hay que digerir, toda la rabia que hay que procesar para después convertirla en párrafos, plasmados desde un punto de vista analítico. Yo siempre dije que nunca podría dar una opinión objetiva ni fría en este asunto, tampoco sabría si informativa. Pero creo que estoy en mi pleno derecho.
Lo único que puedo hacer es compartir mis sentimientos, y trasladar a la pantalla lo que mis ojos vieron en su día, y como me siento por lo que ya no ven. Sin embargo, hay quien todavía puede hacer las dos cosas: ver y expresar. Algunos también escribiendo, pero también filmando. Es el caso de los 1001 "directores" del documental que he ido a ver hace unos días a Numax, hablo de Syria Self-Portait, Silvered Water.
La voz del cineasta Ossama Mohamad es la que da comienzo al documental. Su figura encarna el objeto de censura que significó en su día para el régimen sirio, y a día de hoy, su persona representa el dolor, y la nostalgia que muchos también padecemos. En el año 2009, salió de nuestro país abatido por todo lo que veía. No fue capaz de soportarlo y ahora, la frustración no le permiten grabar lo que quisiera, porque no puede, no puede doblemente. Su cámara sólo enfoca el cielo, lo infinito, Al fin y al cabo, también es el mismo cielo de sus compatriotas, pero ellos no ven el sol nunca. Dada su incapacidad, pero también su necesidad insistente de rendir homenaje a su patria, se le ocurre una idea: Juntar todo el material donde se retrata la realidad que sufre la población, que youtubers sirios habían publicado. Las imágenes son duras, son crudas, son aberrantes, pero reales. En casi toda secuencia hay un llanto o un golpe, y como mucho cada dos, un disparo. Una noche, mientras Ossama solloza contemplando el cielo tornado en capa celeste, recibe un mensaje en el chat. Le escribe una muchacha kurda, que vive en Homs, su nombre es Simav. Simav en kurdo significa "Agua plateada"(=Silver Watered).
Homs es la tercera ciudad más grande de Siria, o al menos lo era. Se trata de una ciudad industrial situada al oeste del mapa y blanco principal para el régimen, muchos desgraciadamente la conocerán por lo que se llama "La Masacre de Homs", que para mí es continua como en el resto de territorios, pero se le da ese nombre a un hecho en concreto que sucedió en 2012, cuando Bashar Al-Assad, a base de bombardeos asesinó a 1000 personas, por si no fuera poco, acto seguido comenzaron los ataques, los tanques y la milicia tomaron las calles, y la destrucción y las víctimas, por lo tanto en aumento. Homs, es edificios en escombros, y almas en polvo.
Muchas veces, de camino a Raqqa, cuando volvíamos de Damasco mi padre hacía alguna parada allí. Una vez, me compró lo que se convertiría en mí peluche favorito, un conejo con un chaleco de lunares al que en su día llamé Toby. Es curioso, porque lo tengo aquí en Santiago, ha sido de las pocas cosas que se ha venido conmigo. Esta anécdota tan naif se me vino a la cabeza cuando comencé a ver las imágenes de las calles inexistentes de Homs, poco recordaba, pero indudablemente ahora ya nada.
Simav, a quien se dirige a Ossama como "Havalo" (Querido amigo, en kurdo) es una joven, idealista y valiente que se ha quedado huérfana, sin hermanos y sin casa. Se ha jugado la vida desde el comienzo de esta "aventura"·, desde ya el momento que tuvo que hacerse con una cámara casera a escondidas, hasta usarla por las calles y edificios desplomados, entre esas mascotas mutiladas. Somos testigos del asedio, y la carga visual y psicológica que producen. Hay imágenes impactantes, que sólo son aptas para personas que de verdad quieran enfrentarse a la realidad. Pero también hay sentimientos punzantes. Una de las cosas que más emoción me causó fue la voz dulce de Simav, cuando hablaba parecía que recitaba poesía, un sho'er, no sólo por como entonaba, si no porque sus palabras también de alguna forma lo eran. Otro momento tierno es cuando conocemos a Omar, un niño que creo no llega a los seis años quien la acompaña. El niño habla con la tumba del padre y juega con las flores, un ramillete. El mismo que parece que en cualquier momento prenderá, bajo la vigilancia de un francotirador. Es impensable, pero verídico que un niño a esa edad ya sepa esquivar, y guiar a su propia profesora para estar a salvo. Omar representa una generación no sé si perdida, pero sí heroica. Simav y Omar dan aliento al presente, y forman con su sentimiento bondadoso un lazo que une a todos los sirios que luchan por un futuro.
Además de todo eso, la cinta es interesante porque a nivel de análisis podemos extraer varias conclusiones más obvias que el desastre y la injusticia que vive la población siria. Por un lado, pese a mencionar que la muchacha es kurda, lo cierto es que no hay distinción en que no lo fuera, y no se enfatiza en esa figura, posiblemente romantizada o instrumentalizada que últimamente se intenta plasmar los medios de comunicación, y me refiero a las brigadas femeninas, que sí existen, por su puesto pero habría que someter a debate, porque hay que tener cuidado y filtro con lo que se lee y tener unas gafas que vayan más allá de lo que se muestra. En el próximo post hablaré sobre Kobane, de también como una cantidad espantosa de kurdos han sido machacados, y también el caso de que un gallego decidiera viajar hasta allí para combatir. Es un fenómeno cada vez más en auge, pero requiere varios matices y perspectivas.
Siguiendo con las conclusiones, también podemos pensar en el importante papel de las redes sociales como instrumento de comunicación entre activistas, recordemos el protagonismo esencial que tuvieron en la Primavera Árabe, y después, su función como escaparate de estos vídeos, la mayoría de veces realizados con cámaras de baja calidad, o de móviles cuyo fin es la denuncia y el auxilio y no la propaganda, como el caso de la superproducciones de los bárbaros de Daesh.
Hay otros aspectos que me resultaría interesante tratar. Pero creo que lo dejaré para otro momento. Os animo a todos los que podáis ir a verla, que lo hagáis. Que os frotéis un poco los ojos y el corazón. Hoy en NUMAX es el último pase a las 22:15.
"Siria es Simav, una metáfora de Siria. Una chica, valiente, laica, independiente. Un milagro" O. Mohammed
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminaro dejes de escribir en este blog, me encanta. Gracias por estos pedazos de realidad tan alejados de múltiples relatos de pseudoperiodísmo que sólo hurgan en el más puro y zafio sensacionalismo. Enhorabuena.
EliminarEspero con ansias el post sobre Kobane.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar