lunes, 28 de noviembre de 2016

Afirmativo, la revolución continúa.

Sí. Así empezó todo. Soy muy pesada, muy repetitiva, pero no, nunca me cansaré de alabar al pueblo sirio ni lamentarme de un mundo que mira hacia otro lado.
Sí. Así mismo. Con gente cantando en las calles, alzando rosas y pancartas. Solo pedían un poquito de libertad, que la corrupción cesara, que las condiciones económicas mejoraran, que se pudiera hablar en la calle, que se pudiera respirar, aunque fuera... un poco.
No. Todas esas personas no fueron pagadas por los yankis para salir a la calle para protestar. Pero desde luego es mucho más cómodo y sobre todo despectivo decir eso ¿Que el pueblo sirio sale por si mismo a la calle a pedir algo? "¡Por Dios, si son árabes, musulmanes! ¿Cómo van a tener necesidades políticas? No no, esto no pudo haber salido de ellos, no tienen esa capacidad. Esto es obra del imperialismo. Míralos, terroristas todos".
Y con este razonamiento (junto con una falta de solidaridad, y voluntad) aquí seguimos cinco años y medio después. 500.00 0 muertos, 11 millones de personas han tenido que abandonar sus casas. Los que permanecen son gaseados, masacrados y torturados por el régimen con ayuda de Putin. Seguimos sin saber qué ha pasado con miles de presos políticos de los cuales no hay rastro alguno. También, los que permanecen viven en un estado de hambruna, falta de ayuda sanitaria, y amenazados continuamente por DAESH y por supuesto por la Coalición Internacional liderada por EEUU. Porque señores, en este GENOCIDIO nadie tiene limpias las manos de sangre. ¿Preocupados por Trump? Quien sigue al mando es Obama, y sinceramente, nada puede ir a peor. Materialmente es imposible.
En estos últimos días 500 personas han muerto en Aleppo, 1600 han resultado heridas, no hay hospitales funcionando, los bombardeos han terminado con todos. Esta noche se ha cometido una nueva masacre y recientemente los barrios de Hanano y Shakour han caído en manos del régimen. La población es gaseada con cloro,y la otra se ve obligada a desplazarse a otros distritos que permanecen bajo asedio. No. No me olvido ni de Douma, ni por supuesto Raqqa, mi corazón está con ambas y con cada rincón de Siria. Y no, nada ha salido de las otras tantas masacres que allí se han cometido Nada. Familias enteras son exterminadas, o obligadas a abandonar sus casas para trasladarse al medio de la nada.
Pero sí, aquí seguimos. Alabando a dictadores, y simplificando, simplificando mucho. Anclados en una lógica excluyente, despectiva, amoral, y atroz. Y así seguiremos mientras todo lo que no sea Asad, sea Daesh.
Para todo aquel que diga que eso no ha valido de nada, mentira. Esto ha servido para poner en relieve hacia donde se dirige el mundo. Siria no ha sido el punto de inflexión sino el escaparate de la falta de solidaridad, y de un mundo descarnado sin piedad alguna.
Os juro que no hay palabra para describir este dolor y esta impotencia.
(Imagen de una protesta en Banias en 2011)




jueves, 24 de noviembre de 2016

Unha mensaxe do pobo de Alepo ao mundo

Texto orixinal via: Abd Alfattah Sheikhomar
Traducción ao galego: Elena Cal


"Hoxe é o 91º día do cerco da cidade de Alepo. Segundo as estatísticas do concello da cidade de Alepo, 271.536 persoas están presas no interior do leste de Alepo e só nos últimos 23 días se teñen documentado máis de 2.300 ataques incluíndo os ataques aéreos, barrís explosivos, artillería, bombas de fragmentación, municións antibunker e bombas cargadas con gas de cloro. Alcanzaron a 8 hospitais e centros médicos, 4 hospitais ao longo da última semana, 6 escolas, 2 panaderías e a sede principal da defensa civil.
Tanto as forzas aéreas do réxime sirio como as rusas están dirixindo deliberadamente os ataques á infraestrutura civil, a fin de romper a vontade do pobo, que actualmente carece case por completo de coidados médicos, a xente ten medo de ir aos hospitais por culpa dos ataques aéreos intencionais rusos e do réxime sirio. Pasaron case 6 anos e preguntámonos que estivo a facer o mundo... máis de 500 000 persoas morreron, cantos hospitais ou escolas se necesitan para ver accións reais contra os crimes de guerra en Siria? Non pode ser máis arrepiante ca isto, estamos en 2016 e 271.536 persoas estamos presas nunha cidade sitiada enfrentando a morte por bombardeo e, posiblemente moi pronto, a fame; a disfuncionalidade do mundo é responsable de 500.000 mortes e das 271.536 persoas presas na cidade, preguntámonos para que temos ás Nacións Unidas, para que temos o dereito humanitario?
Isto está sendo un desastre a cámara lenta e esta mensaxe ao mundo é das persoas que permanecemos en Alepo, non miredes para os anos pasados e desexedes poder ter feito algo, aínda estades a tempo, pedímosvos que bloqueedes a forza aérea de Assad, que nos está matando, ou polo menos influir diplomaticamente para forzar ao réxime sirio e a Rusia a que deteñan o bombardeo da cidade de Alepo. Pedimos que se abra un corredor humanitario desmilitarizado para o pobo de Alepo a zonas xestionadas pola revolución, con só observadores da ONU sen a presenza doutros grupos ou países, un corredor que permita a libre circulación de alimentos, combustible, medicamentos e todas as mercadorías para a infraestrutura civil básica de Alepo oriental, "estacións de auga, electricidade, hospitais, escolas e defensa civil", facilitando tanto a axuda de emerxencia como os movementos comerciais. Os grupos armados revolucionarios concordaron permitir o paso de axuda humanitaria para Alepo oriental, rexeitado tanto polo réxime sirio como por Rusia. Se a comunidade internacional non pode abrir este corredor nin convencer ao réxime sirio que pase a axuda de emerxencia para Alepo oriental, instamos ao mundo e especialmente a Occidente para que lance a axuda humanitaria dende o ar, xa que hai avións de combate da coalición liderada por EEUU en Siria que non están lonxe da cidade de Alepo.
Somos o pobo de Alepo oriental e insistimos en que non temos problemas con que a axuda de emerxencia se lance dende os avións. A comunidade internacional ten a responsabilidade de calquera futura consecuencia do asedio de Alepo. Estamos esperando que as nosas voces sexan ouvidas e que Alepo se salve”.


Resultado de imagen de aleppo

viernes, 18 de noviembre de 2016

Los desplazados internos sirios, los grandes olvidados

( Imagen: http://www.maysville-online.com/)

Con el anuncio por parte de SDF de la Euphrates Wrath Operation  para liberar Raqqa, mucho se ha hablado estos últimos días sobre el destino de la ciudad y la provincia (cayendo de nuevo en la ambigüedad del objetivo real de la ofensiva)  pero nada sobre el presente y futuro incierto de sus gentes. Tampoco se ha hablado de las 25 personas que han sido asesinadas en Heishe por la Coalición Internacional y las SDF. Menos todavía, de los desplazamientos forzosos de la población local. En especial, desde el norte de Raqqa, donde decenas de familias han sido obligadas a abandonar sus hogares dirección Eyn Arab, después de haber sido "liberadas" por SDF y unidades del YPG.  Por supuesto, tampoco nadie se ha preguntado -porque su insignificancia para un mundo amoral, no lo permite- por las 10 familias de Laqatta cuyas casas fueron confiscadas por este mismo grupo, al ser acusados por una supuesta colaboración con Daesh. 

Lejos de saborear la libertad, la tranquilidad y la dignidad,  todas estas familias se encuentran abandonadas en el medio de la nada, lejos de sus hogares, y sin ningún tipo de asistencia sanitaria o cuidado de ninguna organización que vele por la protección de sus Derechos Humanos. Estas personas permanecen a la intemperie sin saber su destino.  Y es que el repetido error al que se someten los análisis simplistas se basa en invisibilizar al afectado, y alcanzar una solución ateniendo a un corto plazo de tiempo, sin pensar en las consecuencias.   Lo cierto es que, las SDF lejos de corresponder a su presentación oficial como "Coalición Multicultural" liberadora de la violación de derechos y de la atrocidad de Daesh, sus acciones no parecen respetar dichos principios dignos que la prensa occidental se empeña en adjudicarle. Las actuaciones del SDF, apoyadas por EEUU no solo son contrarias a su propia etiqueta de marketing "pluralista", sino también al Derecho Internacional. De otra manera, se ha puesto en en evidencia de nuevo, que lo que menos les interesa a sus padrinos yankis, son los Derechos Humanos que pregonan en su discurso (Desde ahora con Trump, ni tan siquiera eso). Además de contribuir al desequilibrio demográfico en la zona, realizar una limpieza étnica, las SDF no dudan en reclutar a menores de edad para que combatan en su frente, llegando incluso a amenazar a las familias que se negaban a que sus hijos se unieran a los combates. El mejor ejemplo de esto último ha tenido lugar en Minbij, donde las escuelas se han convertido en centros y cuarteles, (lo mismo que habían hecho anteriormente Daesh) y donde todo varón entre 18 y 42 años es reclutado a la fuerza para ser enviado al frente (Misma regla establecida por el régimen de Asad). 

Todo esto, nos lleva a muchos a pensar en la injusta disyuntiva que recae sobre los sirios, donde ni 
siquiera tiene lugar un mal menor que elegir, sino una consecutiva dinámica forzosa aterradora: Si estás dentro de un territorio controlado por Daesh, tu vida corre peligro diariamente. Puedes ser acusado de robo, de espionaje, de infiel, pueden matarte en cualquier momento. Si tu ciudad es liberada por las SDF, si no eres utilizado como escudo humano, con suerte tu destino será el de vagar en tierra de nadie después de ser expulsado de tu casa. Si el Ejército Sirio entra a tu ciudad, seguramente tu salvación es mínima ¿Queda alguien a estas alturas que no esté perseguido por el régimen y cuyo nombre no aparezca en sus listas negras? El futuro de los sirios no es oscuro, ni incierto, sino que está sentenciado al desastre sea cual sea la opción forzada a escoger. Nuestros padres, madres, hermanas, hermanos, tíos y tías, primos y primas incluso abuelos inundaron las calles en Siria en 2011 para pedir libertad, y nosotros nos unimos a ellos con la esperanza de un cambio. Hoy la libertad se encuentra demasiado lejos de nosotros, y lo más alto a lo que aspiran los nuestros es sobrevivir en sucesión macabra de alternativas  que no dan lugar al aliento ni a la dignidad humana.

Mientras un gran sector analista y experto en conflictos bélicos se dedica a hacer lecturas -en muchos casos erróneas- sobre los múltiples bandos enfrentados, para llegar a la conclusión de que toda solución posible pasa por Asad, muchos nos preguntamos qué sucede con las vidas humanas atrapadas en Siria y fuera de sus fronteras. Poniendo énfasis -totalmente justificado- en la grave situación de los refugiados sirios, al mismo tiempo se ignora la existencia de desplazados internos que persisten en condiciones igualmente graves, pero cuya visibilidad es nula. ACNUR estima que 6'6 millones de sirios han tenido que abandonar sus hogares, y se encuentran actualmente desplazados dentro del territorio de su país. Estas personas se encuentran en "campos de refugiados" a los que ni tan siquiera accede ayuda humanitaria y asistencia técnica a causa de las prohibiciones por parte del régimen. En muchas ocasiones, los campos que se encuentran colindantes con la frontera turca, son controlados desde el otro lado de la frontera, y son bombardeados frecuentemente por la aviación rusa y siria, como sucedió en mayo de este mismo año donde 30 personas resultaron muertas en un campamento en Idlib, y también en  agosto, en un campamento  de refugiados al oeste de Alepo. Estas personas, se encuentran atrapadas, sin poder dar un paso atrás ni otro delante, dado que la frontera turca permanece cerrada, y no se duda en devolver a quien la atraviesa a territorio sirio, como muestra de una de las tantas violaciones de Derechos Humanos que comete la policía turca, que no duda en disparar a quien intenta escapar de su vigilancia. Daesh tampoco ha dudado en causar explosiones en estos campos, como por ejemplo el de Yarmuk al sur de Damasco. En octubre, cientos de civiles originarios de Deir Azzor, y que residían actualmente en un campo de desplazados en Shadadi (Hasaka), fueron detenidos por las SDF, mientras que los que no fueron detenidos fueron repartidos en otros campos de desplazados en pésimas condiciones.

Nosotros, los que estamos al otro lado, a los que nos importa la geoestrategia y el cálculo, pero nos importa más la vida de los nuestros, nos preguntamos qué ocurrirá con las decenas de familias expulsadas de sus hogares recientemente por las SDF y que actualmente, residen en medio de la nada. Nos preguntamos qué ocurrirá con esos millones de personas desplazadas, que no tienen ningún tipo de atención ni personal al que acudir, sabiendo que ni tan siquiera en un campo están exentos de ser bombardeados. Nos preguntamos por nuestras familias y amigos, qué les sucederá. Nos preguntamos por qué nos han dejado solos, y nos preguntamos qué es peor, que nos desprecien, nos utilicen, o nos olviden.

martes, 8 de noviembre de 2016

Homeland: Iraq year zero @ Numax


Cartel de la película

Una cita especial tuvo lugar en Numax el lunes 31 de octubre: el estreno de Homeland: Iraq Zero.  La ocasión se tornaba todavía más valiosa, contando con la presencia de su director, el iraquí Abbas Fahdel, quien habitando en Francia, decidió retornar a su país de origen en 2003 para filmar a su familia y amigos antes de la invasión americana. Fahdel se quedará 17 meses más entre Bagdad y Hit para filmar también las consecuencias de la guerra en la sociedad iraquí. Así pues, la existencia de la cinta a se basa principalmente en dos razones: En primer lugar, en la humana necesidad que sintió  Abbas Fahdel de perpetuar la memoria, de retener en el tiempo lo cotidiano, lo normal, lo inapreciable en el  aquel presente, pero que se convertiría en lo valioso una vez que la destrucción aceche. En segundo lugar, en la casi-obligación de documentar un marco de post-guerra, y las desastrosas consecuencias que ésta genera, en este caso concreto en la sociedad iraquí. 

Cuando conocí la existencia del documental y que además, tendría la posibilidad de verlo en Numax sentí una expectación especial, la misma que sentí cuando la sala proyectó Silvered Watar: Syria Self-Portait (Ossama Mohammed, 2014). Ahora, una vez visto, no solo siento interés, empatía, fascinación, admiración, o dolor, si o que algo en mí se vio reflejado en el director y su familia. Desgraciadamente, tengo ventaja en comprender cada minuto de los 350 que componen el documental.  También yo he sentido en mi garganta el nudo silenciador  que se forma  cuando hablas en público sobre lo tuyo: describir, documentar, informar la devastación de tu país. El nudo de la garganta se retuerce cuando te preguntan no por lo tuyo, si no por los tuyos, ahí no hay silencio que pueda salvarte del dolor, ni tampoco de la impotencia. Ha sido realmente enternecedor ver en alguna entrevista como la que le realizaron en Film Society of Lincoln Center, en la que el director se emociona sucesivas veces al hablar del documental, sobre todo, cuando las preguntas están relacionadas con su familia. 

El documental está compuesto por dos partes. Según el director, decidió esta estructura en el momento del montaje. La primera parte, está centrada en las semanas previas a la invasión norteamericana, mientras que la segunda, está dirigida a captar las consecuencias psicológicas y físicas de la invasión. Desde un prisma general, ambas partes la de preguerra y post-guerra muestran aspectos interesantes a analizar. En la primera, y obviando el marco temporal de la grabación, ya por si resulta atractivo el retrato de la vida cotidiana de una sociedad árabe, dado que ello contribuye a combatir el desconocimiento existente de las normas sociales y culturales vigentes, así como el día a día bajo una dictadura en un país árabe. Si le añadimos el importante factor de que la vida cotidiana se desenvuelve en un ambiente de preguerra, la lógica interesante  no desaparece, es más, adquiere un valor añadido que toma forma en la motivación principal: guardar materialmente, algo tan efímero y frágil como es el día a día, y eso, solo es capaz de valorarlo quien lo ha perdido.

Por ello, cuando abrí el blog hace un año y medio, mi primer objetivo era el de reconstruir el día a día en Siria bajo la dictadura antes de la guerra. Lo hice por dos motivos esenciales: estaba cansada de que nadie supiera cómo era mi país,  que nadie tuviera idea sobre qué leíamos, a qué jugábamos, cómo nos lavaban el cerebro en el colegio, cómo el pueblo sirio vivía con miedo a hablar claro o a contradecir al régimen, o de qué manera se reflejaba la diferencia social y económica existente entre los ciudadanos. Pero lo más importante, lo hice por mí y para ayudarme a a re-construir mi pasado. No se trataba de un capricho romántico de evocar imágenes del pasado, y tampoco un anhelo existencialista. Quería, más bien, necesitaba mantener vivo el recuerdo, porque ya muchos edificios en los que había estado y muchas personas que había conocido, se habían convertido en polvo, y sabía, que en el mejor de los casos,  jamás volvería a ver a mi país ni a mi ciudad, al menos del mismo modo.

Esa humana y brutal necesidad, es lo que a muchos nos ha unido. Pero el esfuerzo de Abbas Fahdel fue mucho más allá cuando decidió  grabar a los suyos durante aquellos trágicos meses. Posiblemente ese  valiente esfuerzo supuso un arma de doble filo: no necesitaría un ejercicio de memoria ni reescribir sus días, puesto que todo quedaba grabado en su cinta, pero ¿Y lo duro que sería vivirlo de nuevo? A lo que me lleva a plantearme ¿Es la memoria una puerta para el dolor que es mejor no abrir? No es fácil responder a esta pregunta, pero sí tengo claro que en el caso concreto del director y semejantes no hay margen de duda que la retener la memoria y documentar es una obligación, puesto que hacerlo nos convierte en una correa de transmisión entre dos mundos: el de la devastación y el que quiere mirar a otro lado. Lejos de limitarse a un retrato costumbrista bajo circunstancias delicadas como es la invasión y sus consecuencias, Homeland, Iraq year zero llega  incluso a establecer puntos de contacto con el periodismo ciudadano que afloró de manera destacada en los diez últimos años en los países de Oriente Próximo y Norte de África, ante la falta de cobertura mediática objetiva que documentara la convulsión que sufrían estos países. Nada más auténtico que una cámara sobre el terreno recogiendo testimonios e historias sembradas de desesperación y miedo.

Pero lo que hace especial al documental de Abbas Fahdel es la nobleza con la que ha querido sellar su trabajo. En el documental no hay ninguna voz en off, ni tan siquiera aparece su rostro, su persona no altera el ritmo ni el discurso de quien interviene, ni cuando en contadas ocasiones plantea alguna pregunta para que su interlocutor. No es él quien da voz a los iraquíes, sino que  permite que los propios iraquíes sean los verdaderos protagonistas y las voces de su tragedia. En otras palabras, Fahdel no es la voz, es el altavoz. Esto puede resultar un detalle sin importancia dentro de una tendencia cada vez  más común que legitima a cualquiera a estar capacitado a hablar sobre el dolor de otros, llegando incluso a cuestionar sus decisiones y voluntad, incluso aún desconociendo al completo el país del que son originarios. Esto mismo, se ha visto reflejado "recientemente" en lo que se conoce como "crisis de los refugiados" y los sirios. Aquí, por los menos los iraquíes son dueños de su voz, quizás por primera vez en su vida.

Haidar, el alma del documental

Pero vayamos a analizar fragmentos y personajes claves de este díptico. Sin duda que en el documental, la voz protagonista es la de Haidar, el sobrino de 11 años del director. No creo que ni que el mismo esperara que el pequeño, asumiera ese peso. Haidar es vivaz, posee la inocencia de un niño, pero también la valentía de un hombre. Durante casi toda la grabación acompaña a su tío, encarnando incluso la voz de la experiencia, sofocada por la dictadura y las expectativas de la próxima guerra. La persona de Haidar toma incluso una relevancia mayor en el transcurso de la cinta, cuando decide defender a capa y espada al pueblo iraquí y no duda en atacar a cualquiera que intenta recortar la libertad o atacar la integridad de sus compatriotas: Haidar representa el despertar de una sociedad sedada por el adoctrinamiento precoz y por el miedo a acariciar la libertad, dado que hacerlo solo significa una cosa: la prisión y la tortura. Incluso cuando después de la caída de Saddam todavía existen individuos bajo el efecto de la peor arma ideológica, Haidar no duda en reprocharle que es mentira, "que Saddam puso a un familiar suyo en la cárcel cuando tenía 13 años y volvía del colegio sin hacer nada" ¿Cuántos habremos citado ejemplos similares ante los defensores de nuestros respectivos dictadores? Muchos. Por ello, Haidar no solo representa el despertar, sino la hipotética fuerte y concienciada sociedad iraquí, si es que un futuro se le permitiera.

De todos modos, además de la profunda visión política y humana del relato, la inocencia y el humor en pequeña medida ácido, tiñen en algunos momentos a situaciones de surrealismo para aquel que no está familiarizado con algunas escenas cotidianas, o más bien actitudes propias de la sociedad iraquí, que a mí al menos, me recordó mucho a la siria en ciertos aspectos. No solo compartimos la adicción por el té, el jartum de agua, los cánticos que te invitaban forzosamente a venerar a tu líder y que eran repetidos una y otra vez en los canales controlados por el Hizb Al Baaz (Hasta compartíamos lema: mientras los sirios nos obligaban gritar todos los días Bal Roh Bel Dam Nafdik ya Hafez/ Bashar*, los iraquíes gritaban lo mismo, pero cambiando el nombre de los dictadores sirios por el de su país, Saddam). No solamente compartíamos eso y las bodas barrocas, las visitas por el Eid, el exagerado patriotismo, sino que llegamos a compartir la asunción de nuestro terrible destino y hacer de ello nuestro día a día. Es ahí cuando se produce la fragmentación entre lo exótico que nos podría resultar este viaje a otra cultura, y lo devastador que es ver como un pueblo asume con naturalidad y dignidad la invasión y el acecho del horror a su país. Mientras Haidar trabaja en el pozo que proveerá agua en los días de guerra, los jóvenes en el campo a la orilla del río Éufrates bromean sobre lo poco que les valdrán sus estudios en tiempo de guerra, las jóvenes husmean las medicinas que la madre ha comprado como provisión para los meses que se avecinan "Nos hemos vuelto expertos de la otra guerra". Es ahí cuando otra evidencia más, recalca la experiencia de la sociedad iraquí en sobrevivir a la guerra, porque detrás del hilo conductor o el eje central de la temática (la invasión norteamericana) permanecen latentes las consecuencias de la anterior guerra, a lo que lleva a admirar la lucha continua de los iraquíes por la supervivencia.

Así pues, no solo se enfrentan -en el mejor de los casos-  a un oscuro futuro incierto, es que los iraquíes ya lidian con la pobreza y la miseria causada por el embargo y el asedio, por supuesto también con su  experiencia en la guerra. El día a día de los compatriotas del director se introduce progresivamente al caos. Un caos que proviene de un factor externo, principalmente la invasión, pero que posteriormente genera el caos interno; víctimas, destrucción, ausencia de ley y orden, impunidad, delincuencia, y venganza y odio, lo que contribuye a la violencia y a la radicalización, la sectarización. En definitiva, de todo lo que se valdrá y ayudará a consolidar a lo que vendría después: Daesh.

Estoy segura que nadie volverá a pensar en Iraq de la misma forma, después de interiorizar las casi seis horas de documental. Abbas Fahdel ha conseguido homenajear a su país, y a su familia de la forma más honesta, humilde y emocionante posible. Un documental demoledor, que refleja el dolor y la pérdida de millones de personas en Iraq y en sus vecinos. Una zona que parece estar sentenciada a no conocer la paz ni la estabilidad. Gracias Fahdel por compartir con nosotros tu dolor y tu privacidad, sabiendo lo que significa ese impactante y demoledor final. Gracias  Númax por contribuir a la sensibilización  de la ciudadanía y a la concienciación crítica y política sobre lo que acontece en Oriente Próximo.


Ramiro Ledo presentando al director Abbas Fahdel antes de la proyección del documental. Imagen extraída del Facebook de Numax.

* lema del partido Baaz que significa "con el alma, con la sangre nos sacrificaremos por ti"